domingo, 12 de febrero de 2017

Vocación a "Ir Más Allá"

En el  Evangelio de San Mateo Jesús nos llama a vivir generosamente los mandamientos de Dios. Les aseguro,dice, que si la justicia de ustedes no es superior a la de los escribas y fariseos, no entrarán en el Reino de los Cielos
 (Mt 5,20)

Los escribas y fariseos se consideraban justos por cumplir puntillosamente los mandamientos. En su mentalidad esto era logro de sus propios esfuerzos y voluntad, los ponía en un nivel superior y podían condenar a todos los demás como despreciables pecadores, como así también los hacía merecedores de la honra y la admiración humanas.

Lo cierto es que por sí mismos no cumplían toda la Ley, de allí que la rodearan de muchas prescripciones, entre las cuales había incluso algunas que los exceptuaban en su cumplimiento y hasta la contradecían. De ello Jesús los acusa y corrige (Mt 4,6; Mc 7,10-13)

Para Jesús sus discípulos no puedemos ser tan mezquinos y nos llama a ir más allá en el cumplimiento de los mandamientos. No observarlos con el estilo de los escribas y fariseos en el cual muchas veces podemos caer, sobre todo cuando nos contentamos con cumplir lo mínimo, o cuando menospreciamos a los  demás considerándonos superiores por ser cristianos de compromiso, o cuando nosotros nos exceptuamos de ciertos preceptos que nos resultan incómodos, o cuando preferimos cumplir las reglas, pero sin amar a las personas, ni ayudarlas.

Los discípulos de Jesús estamos llamados a reconocer en primer lugar que cumplir los mandamientos no es fruto de nuestra voluntad, sino de la Gracia Divina que nos sostiene para no caer en la desobediencia, o que nos levanta cuando hemos caído en ella. Si aprendemos a reconocer esto, superamos la justicia de los escribas y fariseos.

Los discípulos de Jesús, al cumplir los mandamientos del Señor, ayudados por Él, no podemos considerar a los otros como pecadores despreciables, sino como hermanos, compañeros de camino a quienes debemos enseñarles, tanto de palabra como de obra, con nuestro ejemplo a vivir la Ley del Señor. El que no cumpla el más pequeño de estos mandamientos, y enseñe a los otros a hacer lo mismo, será considerado el menor en el Reino de los Cielos. En cambio, el que los cumpla y enseñe, será considerado grande en el Reino de los Cielos. (Mt 5,19)

Jesús nos llama a ir más allá de la letra de la Ley y cumplirla, no por miedo, ni por una imposición autoritaria, ni por que todos lo hacen y queda mal que yo no lo haga...

Jesús nos da la vocación de ir más allá de la Ley cumpliéndola por amor al prójimo, a Dios y hasta a nosotros mismos. Sí, porque el Señor nos da los mandamientos no para coartar nuestra libertad, sino para que hagamos el bien; a nosotros y a otros.

Por último, es el mandamiento del amor al que Jesús nos llama el que supera la justicia de los escribas y fariseos y la sabiduría de cualquier hombre (Jn 13,34). Este es la raíz y el objetivo de todos los mandamientos, como así también de las prescripciones que la Iglesia pueda dar. Si el amor no inspira el cumplimiento de estas leyes, no las hemos entendido y nos es imposible amarlas.

María Santísima que cumplió toda la Ley al estilo de Jesús, no al de los escribas y fariseos, nos ayude a comprender estas cosas, de forma que los mandamientos del Señor sean la alegría de nuestro corazón (Cf Sal 119, 35)


P Flavio Quiroga


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