¿Qué es un carisma vocacional?
En primer lugar aclaremos que no queremos tratar aquí exhaustivamente lo que son los carismas. Por este motivo no verán desarrollado este tema bíblicamente. Obviamente que la noción proviene de la Sagrada Escritura y es gozosamente inevitable aludir a Ella.
Para hablar de carisma vocacional es necesario remitirnos a nuestra vocación cristiana o, dicho de otra manera, nuestra vocación fundamental que es el Bautismo. Por él, somos discípulos de Jesús, parte viva de su Cuerpo Místico que es la Iglesia. De esta forma no sólo nos consideramos seguidores de Cristo, sino parte del misterio de su Persona. Hemos sido asociados a Ella con este primer sacramento que hemos recibido.
Ahora bien, la Persona de Jesús es inabarcable y ninguno de nosotros puede agotarla completamente. Sin embargo, como discípulos suyos y miembros de su Cuerpo Místico, hemos de seguirlo e imitarlo. Lo hacemos gracias al Espíritu Santo que nos asocia y aúna a Él, pero desde nuestra limitación humana y desde nuestra contingencia histórica.
Desde la limitación humana podemos realizar en nuestra persona sólo parte de la insondable riqueza de Cristo en el tiempo en que nos es concedido caminar sobre esta tierra.
De hecho, espontáneamente o, mejor dicho por acción del Espíritu Santo que obra en nuestra naturaleza, sentimos mayor afinidad con ciertos aspectos de la vida y Persona del Señor. Así, por ejemplo, unos se identifican más con su actividad de Maestro de multitudes, otros con la de Mesías de los pobres y sufrientes. Unos se sienten fascinados por su sacerdocio, otros por su abajamiento en la naturaleza humana, o por su vida comunitaria, o por la vivencia orante de su soledad, etc...
Estas afinidades que suscita en nosotros el Espíritu Santo se dan dentro de nuestra comunidad eclesial, según nuestras diversas personalidades y a lo largo de las etapas de nuestra historia. Estas tendencias nuestras tienen que ver con nuestros carismas vocacionales.
En definitiva, podríamos decir que se trata del estilo de seguimiento a Cristo. Estilo que uno descubre por la atracción que produce en nosotros determinado aspecto del Misterio de Jesús.
Este Misterio se manifiesta en toda la Revelación de Dios, de forma que lo encontramos expresado en el Antiguo Testamento, en los Evangelios, en las Cartas Apostólicas y el Apocalipsis final. Pero no sólo ahí, sino también en los escritos posteriores a los de la Biblia, en la reflexión teológica de la Iglesia. Lo hayamos también en las comunidades de cristianos que, sostenidos por la Gracia de Dios, se esfuerzan por reproducir en su existencia alguno de los multifacéticos aspectos de la inagotable Persona de Jesús, que excede a sus datos y anécdotas biográficas.
De hecho, la mayor parte de estas atracciones o afinidades las descubrimos por el testimonio de vida cristiana que captamos en diversos grupos, movimientos, comunidades religiosas, o de sus fundadores.
Estas atracciones que produce en nuestro corazón el Santo Espíritu de Dios, señalémoslo una vez más, se dan dentro de la comunidad entera de la Iglesia. Sobre ello podremos hablar en un próximo artículo. ¿Les parece?
Por ahora nos baste preguntarnos: ¿ Hay alguna espiritualidad que me atraiga particularmente en la Iglesia?¿Cuál creo que puede ser mi estilo cristiano de vida?. ¿Con qué aspecto del Misterio de Jesús me siento más afín?. ¿Cuál será mi forma específica de seguir a Cristo?
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