lunes, 19 de junio de 2017

Eucaristía y vocación relgiosa

¿Qué es la vida religiosa consagrada? Es dar una respuesta concreta a Dios Padre que nos llama y alienta a trabajar por su Reino: “La mies es mucha, los operarios pocos…” Ya Juan Pablo II nos decía en la Exhortación sobre la Vida Consagrada: “Los consagrados tienen una especial participación en esa su misión guiados por el Espíritu Santo al Pueblo de Dios.

Esta vocación se concreta en un seguimiento muy cercano a Jesús viviendo los concejos evangélicos de pobreza, castidad y obediencia; también formando parte y conviviendo en una fraternidad especial que es la comunidad o la familia religiosa. En ella se consideran y se tratan como verdaderos hermanos, razón por la cual generalmente solemos llamarlos con ese título: hermano/a.

Las familias consagradas han sido fundadas por personas en alguna época de la historia de la Iglesia, tienen siempre una serie de prácticas y apostolados que les son característicos y muchas tienen hasta una forma de vestirse con algún hábito que los distingue, como así también las casas en las que residen juntos.

El Espíritu Santo ha suscitado estas diversas familias religiosas que nacen como respuestas a las múltiples carencias de la humanidad. Desde la necesidad monacal de una oración profunda y constante de monjes o monjas, pasando por las Ordenes y Congregaciones, dedicadas a la predicación, a la enseñanza, a la atención de los pobres, los enfermos, los minusválidos, hasta llegar a los nuevos y recientes Institutos Religiosos de la actualidad.

Todas las familias de religiosos consagrados fueron motivados por el dolor, las injusticias y
las carencias de la humanidad, pero también han encontrado su razón de ser y el apoyo para sus muchas actividades en la Eucaristía. Porque sin Cristo vivo, adorado en el Pan Consagrado y recibido en la Comunión, escuchado en su Palabra como centro de apostolado, cualquier comunidad religiosa termina desvirtuándose y deja de anunciar con su estilo de vida el Reino de Dios hacia el que toda la humanidad puede encaminarse.

También se considera como vocación religiosa la de los ermitaños que se consagran, para vivir en absoluta soledad dedicados principalmente a la oración, la penitencia y la alabanza a Dios.


Hoy le pedimos a Jesús Sacramentado por todos los consagrados y por aquellos que están llamados a vivir esta forma de vida, especialmente por los que están en nuestra prelatura, para que el Espíritu Santo los ilumine y que en la fe, esperanza y caridad, siguiendo sus huellas, abracen a Jesús como Camino, Verdad y Vida.

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